En palabras de Keith Jarret,» la improvisación libre no es apta para aquellas personas obsesionadas con mantener el control. Tan necesario como agudizar el oído y, en la medida de lo posible, contar con una amplia experiencia musical es dejarse ir deliberadamente en algún momento».
Josep Lluís Galiana Gallach, habitual en numerosos proyectos de improvisación libre y autor de un completo trabajo de investigación sobre esta disciplina dice que, «sin olvidar su carácter lúdico y su gran valor pedagógico, la improvisación libre es una manera de hacer música en la que el sonido es el único vehículo que conduce este proceso de creación musical instantánea. La toma de decisiones, las estrategias, los posicionamientos y la negociación en el seno de un grupo de improvisadores se produce en el aquí y ahora, aprovechando al máximo sus habilidades y capacidades heurísticas y siempre a partir del sonido. Se trata, pues, de una música eminentemente participativa y de autoría compartida, en la que el sonido global generado por todo el grupo es más importante que la suma de los sonidos producidos por cada uno de los improvisadores que integran el conjunto. Todo este proceso creativo exige tanto a músicos como a público otros tipos y niveles de escucha para entender su verdadera naturaleza».
En el mundo del contrabajo podríamos destacar a grandes nombres del panorama internacional en el terreno de la improvisación libre como Stefano Scodanibbio, Barry Guy, Charlie Haden, Joëlle Léandre, Peter Kowald, Jacek Mazurkiewicz, y tantos otros que han dejado un enorme legado y han llevado a nuestro instrumento a cotas que hasta hace poco eran impensables. Pinchando en cualquiera de los nombres se puede comprobar lo que se puede llegar a conseguir con nuestro instrumento cuando no hay límites.
En mi caso siempre me han interesado todos los estilos musicales desde el barroco al contemporáneo,del folk al funk pasando por la bossa nova o la música étnica y la improvisación libre no iba a ser menos. Bien en solitario, con el contrabajo o el piano, o en grupo disfruto y aprendo mucho de ese “dejarse ir deliberadamente” y que recomiendo especialmente, por lo que tiene de liberador y enriquecedor, para los que diariamente interpretamos música minuciosamente escrita y sin ningún tipo de posibilidad de aportación propia desde el punto de vista compositivo.
El pasado mes de mayo, Javier Adán y Santiago Rapallo, dos figuras relevantes del jazz y la música de vanguardia del panorama musical madrileño y componentes de Unidad Mínima de Destrucción , me invitaron a participar en su ambicioso y interesantísimo proyecto dentro de una serie de colaboraciones que han organizado con diferentes intérpretes del mundo del clásico, el jazz o la música contemporánea y de ese encuentro salió esta grabación de 40 minutos de duración de una sola toma sin pautas previas ni ningún tipo de estructura preestablecida. Sólo el dejarse ir.
Javier Adán: guitarra
Santiago Rapallo: percusión,electrónica
Roberto Terrón: contrabajo
Grabado en directo en Madrid. Mayo 2015
Edición musical: Javier Adán, Santiago Rapallo
Fotografía y montaje vídeo: Roberto Terrón